Sección de denuncias o ideas para un mundo mejor
Es bueno reflexionar sobre injusticias, ineficacias, incongruencias o incluso actos de mala fe que habría que corregir para que el mundo pudiera ser un poquito mejor.
Es bueno reflexionar sobre injusticias, ineficacias, incongruencias o incluso actos de mala fe que habría que corregir para que el mundo pudiera ser un poquito mejor.
2 comentarios
Antonio Castro -
clara castro -
Por fin, ese muro, que merecía caer, cayó. Pero otros muros han brotado, siguen brotando, en el mundo, y aunque son mucho más grandes que el de Berlín, de ellos se habla poco o nada.
Poco se habla del muro que los Estados Unidos están alzando en la frontera mexicana, y poco se habla de las alambradas de Ceuta y Melilla.
Casi nada se habla del Muro de Cisjordania, que perpetúa la ocupación israelí de tierras palestinas y de aquí a poco será quince veces más largo que el Muro de Berlín.
Y nada, nada de nada, se habla del Muro de Marruecos, que desde hace veinte años perpetúa la ocupación marroquí del Sahara Occidental. Este muro, minado de punta a punta y de punta a punta vigilado por miles de soldados, mide sesenta veces más que el Muro de Berlín.
¿Por qué será que hay muros tan altisonantes y muros tan mudos? ¿Será por los muros de la incomunicación, que los grandes medios de comunicación construyen cada día?
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En julio del 2004, la Corte Internacional de Justicia de La Haya sentenció que el Muro de Cisjordania violaba el derecho internacional y mandó que se demoliera. Hasta ahora, Israel no se ha enterado.
En octubre de 1975, la misma Corte había dictaminado: No se establece la existencia de vínculo alguno de soberanía entre el Sahara Occidental y Marruecos. Nos quedamos cortos si decimos que Marruecos fue sordo.
Fue peor: al día siguiente de esta resolución, desató la invasión, la llamada Marcha Verde, y poco después se apoderó a sangre y fuego de esas vastas tierras ajenas y expulsó a la mayoría de la población. Y ahí sigue.
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¿De qué han servido las mil y una resoluciones de las Naciones Unidas contra la ocupación israelí de los territorios palestinos? ¿Y las mil y una resoluciones contra el bloqueo de Cuba?
El viejo proverbio enseña: La hipocresía es el impuesto que el vicio paga a la virtud.
El patriotismo es, hoy por hoy, un privilegio de las naciones dominantes. Cuando lo practican las naciones dominadas, el patriotismo se hace sospechoso de populismo o terrorismo, o simplemente no merece la menor atención.
Por Eduardo Galeano